Caracol
Quien se ponga a observar
en su lento caminar
a un caracol,
podrá entonces descubrir
que una estela luminosa
va dejando tras su paso,
para luego regresar
por ese mismo lugar,
para luego regresar.
El caracol no le teme
a la región que atraviese,
ya que sabe que al final
una meta encontrará;
sólo le importa llegar.
Y quien se atreva
a interrumpir su paso,
nada de él conseguirá,
porque siempre el caracol,
en estos casos,
se introduce en su coraza.
Y cuando el intruso cesa,
vuelve a salir de su casa
para entonces continuar;
sólo le importa llegar.
Quien se ponga a caminar
a lo largo de un palmar,
podrá ver en una de ellas
que se mece un caracol
como el gran conquistador,
osado, en el penacho más alto,
glorioso, victorioso.
Pero corta será su alegría,
pero inútil será su camino,
pero poco será su reinado,
porque el viento le amenaza.
Y quien no sabe que al caer
de su trono el caracol,
muere para abandonar su carroza
debajo de cualquier hoja
caída de cualquier árbol
en un otoño cualquiera.
Sólo le importó llegar
y no supo regresar.
Sólo le importó llegar
al caracol.
(Augusto Blanca)
en su lento caminar
a un caracol,
podrá entonces descubrir
que una estela luminosa
va dejando tras su paso,
para luego regresar
por ese mismo lugar,
para luego regresar.
El caracol no le teme
a la región que atraviese,
ya que sabe que al final
una meta encontrará;
sólo le importa llegar.
Y quien se atreva
a interrumpir su paso,
nada de él conseguirá,
porque siempre el caracol,
en estos casos,
se introduce en su coraza.
Y cuando el intruso cesa,
vuelve a salir de su casa
para entonces continuar;
sólo le importa llegar.
Quien se ponga a caminar
a lo largo de un palmar,
podrá ver en una de ellas
que se mece un caracol
como el gran conquistador,
osado, en el penacho más alto,
glorioso, victorioso.
Pero corta será su alegría,
pero inútil será su camino,
pero poco será su reinado,
porque el viento le amenaza.
Y quien no sabe que al caer
de su trono el caracol,
muere para abandonar su carroza
debajo de cualquier hoja
caída de cualquier árbol
en un otoño cualquiera.
Sólo le importó llegar
y no supo regresar.
Sólo le importó llegar
al caracol.
(Augusto Blanca)
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