Dama de mis días


A la una te quedabas,
y la media que te irías,
y las dos iban mis labios
por los tuyos todavía,
y a las tres que me adorabas,
dama de todos mis días,
por el jardín de tus dudas
me perdía.

Dieron las cuatro y las cuarenta,
tu casa fue mi laberinto,
y me rendí para quedarme
preso en tu dulce recinto.
Y a las mil si las contara,
dama de todos mis días,
por el parque de tus horas
me perdía.

Tu boca como un precipicio
y yo arrojándome a las olas,
derramo perlas por tu vientre,
soy por tu lengua caracola.
Y de la luna me tiraba,
dama de todos mis días,
por la orilla de tus besos
me perdía.

Van a decir que ni soñando
esa dama nunca fue mía.
Bendito sueño si soñara
que mi sueño se repetía
y contigo despertara.
Dama de todos mis días,
por tus mil y una noches
me perdía.

(canción: Javier Ruibal; pintura: Toulouse-Lautrec)


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