Ámame así como soy

Un hombre ajado que anda
cubierto de harapos
asoma por cualquier
camino suplicante.
Tiende su mano
temblorosa y pide:
ámame así como soy.
Todo hombre tiene
algo de rey muy dentro,
tiene su trono y su bastón
de ordeno y mando.
Hoy este golpe
de su cetro dice:
ámame así como soy.
Traigo a la espalda
un saco muy pesado y viejo
que tiene adentro acumuladas
mis angustias.
Si vas a amar mi cuerpo,
súmale su peso;
y ámame así como soy.
Ruego, suplico, tomo, robo,
pido, me doy, amo;
y hay que amarme
así como soy.
Todo hombre tiene
su egoísmo innato
de esponja o pulpo
que lo absorbe todo.
Ábrete y déjame envolver
tu cuerpo:
ámame así como soy.
A veces tengo
tanto amor encima
que tengo que ir
y repartirme en besos.
No quiero sentirme
culpable nunca.
Ámame así como soy.
Y cuando me dé
por recorrer el mundo
con mi ansiedad
de acariciar ciudades,
ponte detrás
de cada puerta abierta
y ámame así como soy.

(Noel Nicola)

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