Vieja la ropa

Son todas mis arrugas dunas de tantos desiertos,
de vagabundear detrás de todos los infiernos.
Algunas cicatrices, tan poco misterio,
tan cerca de la realidad que se adivinan mis inviernos.
Ni tengo mucha prisa, ni he jugado nada más,
ni sé cómo será el final,
ni vivo pensado si mañana acabará.
Me faltan tantas estaciones por alzar la copa
que aquí me tienes: viejo no, vieja la ropa.
Acabo de tocar el suelo, todavía es temprano,
y mira que se nace tarde aunque no ha sido en vano.
Me basta con lo puesto, me despierto más cercano,
mas vivo y revivo el tiempo como un artesano.
Ni temo a la marea, ni he perdido la ocasión,
ni tengo que pedir perdón,
ni miro más acá que ahora, ni guardo la voz.
Me faltan tantas estaciones por alzar la copa
que aquí me tienes: viejo no, vieja la ropa.

(Bosco)

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