Si un ángel se desnuda

Aquel bendito chaparrón
que acabó con el verano,
alas le puso al corazón
y en mis manos un regalo;
y, sin mediar palabra, tú,
queriendo sentir mi peso,
me entregabas un alud
de humedades y de besos.
Y rodaba por las dunas
con un ser de las alturas:
la pasión bajo el plumaje,
cuando se desnuda un ángel.
Hay sitio en casa, quédate.
Tú, sin irte por las ramas,
te hiciste hueco para un mes
que vivimos en la cama.
De tanto perder el tren
y entre tanta despedida,
llegó el desorden al Edén:
esa gloria no era vida.
Y tomaste tu camino,
yo la senda de un mal vino:
un dolor duro y salvaje
cuando te abandona un ángel.
Tus besos son mi religión,
en la playa de poniente
vuelvo a cantarte tu canción
con las nubes de septiembre.
Un rayo en el corazón
y en mis venas un naufragio,
si un bendito chaparrón
se convierte en el presagio.
De tus pasos en la arena
la nostalgia me envenena:
un dolor duro y salvaje
cuando no regresa un ángel.
Yo rodaba por las dunas
con un ser de las alturas:
la pasión bajo el plumaje,
cuando se desnuda un ángel.

(Javier Ruibal)

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