El colibrí


Nacía una flor, a orillas de una fuente,
más pura que la flor de la ilusión
y el huracán tronchola de repente
cayendo al agua la preciosa flor.

Un colibrí que en su enramaje estaba
corrió a salvarla solícito y veloz
y, cada vez que con el pico la tocaba,
sumergíase en el agua con la flor.

El colibrí la persiguió constante
sin dejar de buscarla en su aflicción
y cayendo desmayado en la corriente
corrió la misma suerte que la flor.

Y así hay en este mundo seres
que la vida les cuesta un tesoro;
yo soy el colibrí, si tú me quieres,
mi pasión es el torrente y tú la flor.

(anónimo s. XIX)


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