El niño del Serengueti

Agua que no has de beber,
oro puro que se tira,
que por el agua se sufre,
se perdona y se respira.
Agua que no has de beber,
nunca la dejes correr.
El que corre sin descanso
nunca llegará primero
al corazón de los mansos.
Dale agua y no dinero:
agua que dejes pasar
puede el destino cambiar.
Si tú la tiras por el camino,
no va quedar un espino
donde puedas esconderte;
y voy a darte tu merecido,
este niño malcriado
nunca cambiará su suerte.
El niño de Senegal
sueña que se va a la Luna
en una nave espacial
ligera como una pluma
─tuvo cara de astronauta
desde que estaba en la cuna.
Y en la órbita perfecta,
asomado a la ventana,
el niño del Serengueti
ocho veces por semana
sueña que tira confeti
y se inunda la sabana.
Como no cumple nunca un castigo,
este niño consentido
se me va a quedar en babia.
Si no estuvieras siempre en las nubes
cuidarías, no lo dudes,
de no derramar el agua.
Por los dioses de mi tribu,
juro que hago de ti un hombre
aunque pierda los estribos
y llegue a borrar tu nombre
de tanto como lo digo.
Un hombre como es debido.

(canción: Javier Ruibal; foto: Giorgina Cranston)

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